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[ 2° ] cionados por el mismo Erazo en el ¡Salto, apareciesen encontrándose en cierto punto con Sarria que iba de Pasto para Popayan en comi sión: que en ese punto se había invitado a Sarria, i que habiendo a- ceptado, habia regresado con ellos para la montaña, en donde Sarria i Erazo habían dispuesto lo conveniente i dejado a los asesinos para que ejecutasen; teoría, en verdad, que les pareció mui fácil de soste nerse, pero que estaba erizada de dificultades i de poderosos e insu perables inconvenientes que no pudieron prever sus autores, como se verá después, i que por fin i postre los ha perdido para siempre. Las horas, los sitios, las distancias i las estaciones, no son testigos a quie nes se pueda sobornar, seducir o inspirar el terror de una próxima muerte, ni son elásticos para contraerlos o dilatarlos según convenga. § 15—Prisión de Mor dio. Mandaron por Morillo a Cali a la mayor brevedad: fué a noti ficarle la prisión i su motivo el joven Escobar como Alcalde, i cier tamente, bajando en el acto la cabeza, hizo al Alcalde una franca i espontanea confesión que el llanto i el temblor jeneral de los miembros de un valiente hacían innecesaria. Fué preso inmediatamente i conducido para Pasto, incomunica do con todos, ménos con aquellos que estaban en el secreto de la per secución de Obando, i que debían instruirle i ensayarle en Popayan i en Pasto lo que habia de hacer i decir para que apareciese que ha bia cometido aquel delito por obediencia a Obando, única tabla de salvación que se le presentaba i recomendaba corno segura, según lo dijo él mismo con solemnidad judicial en Popayan, delante de seis tes tigos parientes todos de la familia de Mosquera. Llegó a Pasto ya suficientemente in• trífido, al parecer de sus di rectores, pura no equivocarse en la teoría de que se ha tratado ar riba, i dió su declaración de pajinas 12 a 14. Pintar todo lo que hi cieron con este hombre, reo i testigo a un mismo tiempo, [rara enca minarle a su objeto, seria un proceder infinito; i es mejor dejar que esta verdad resalte por sí misma con la lectura del proceso en el a- nálisis que se hará de los dichos de los testigos. Baste decir por a- hora que el lector encontrará frecuentemente en el cuaderno de Bo gotá, cuán a su disposición tenian a este testigo instrumento ciego i es- tupi o, como le ha llamado uno de los mismos de la parcialidad de Herían (pajina 139 linea 19); testigo tanto mas dócil cuanto que efec tivamente era el asesino de Sucre i se le habia ofrecido salvarle. El habrá perjudicado en sus declaraciones la intención de sus directores, no una sino mil vezes, mas siempre por debilidad de la memoria o poi que esa es una consecuencia de la mentira i de la falsedad, i nunca jamas por falta de docilidad para seguir sus preceptos.