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[ «o ] “Si el gobierno se empeña en fusilar a Obando, es natural que Obando se empeñe en no dejarse fusilar; i que oponiendo fuerzas a fuerzas, se ponga en inminente riesgo la suerte de la república, i se consuman sus riquezas, i se derrame su sangre, sin que el gobierno pueda fundar sus esperanzas de justificación en otra cosa que en el éxito”, lie aquí una profecia bien cumplida que hizo el “Liberal Je Carúcas”. El club del gabinete se empeñó en cortar el pescuezo a un hombre que servia de obstáculo a ciertas ambiciones: Obando se empeñó en no dejarse asesinar; i no pudiendo impedirlo sino con las armas, la república perdió sus riquezas, su crédito, i su sangre, sin que el éxito haya podido justificar a los autores de esta iniquidad. Oban do está vivo, tranquilo, vindicado, i haciendo estorbo. 1 entretanto ¿cual es la situación de los principales persegui dores? Su reputación ¿en qué altura se halla? en donde esconden los cadáveres de tantos granadinos ilustres? como impiden que la noticia de sus iniquidades viaje por todo el mundo i por todas las jenera- ciones? se hallan tranquilos? o siquiera han asegurado su impunidad con la perpetua retención del poder? tienen por ventura esta esperanza? No: la república jime hoi, pero les tomará cuentas un «lia, i para des engaño suvo de lo que son las cosas de este mundo, tal vez sus mis mos sectarios aparecerán sentados como juezes en ese tribunal, i se rán los mas severos. Sí; los mismos que con criminal sonrisa apro baron, acaso, el asesinato de: Cartago, i el libertinaje con que se rom pieron las leyes fundamentales, son los que hoi mandan indicaciones i suministran datos e ideas sobre estos dos hechos, para que se escri ba contra el reo de estos delitos en las prensas cstranjeras. lian hecho pedazos a la república por matar i desconceptuar a Obando; i Obando está vivo i, lo que es mas, honrosa e inevitable mente inmortalizado, sin que sus buenas acciones le llamaran a tanto como a gozar de la inmortalidad de s.i memoria: han hecho perder hasta la idea del orden i convertido en panteón a su patria por sen tarse para siempre en la silla del mando; i el asiento que les brindan i que se les espera, es el que Morillo ha dejado vacante en la plaza de Bogotá: han hecho un imprudente trastorno en las ideas i estravia- do el juicio del pueblo, haciéndole comprender al reves las palabras cuyo sentido racional i verdadera intelijemda interesaba fijar i propa gar en las masas para ilustrarlas en lugar de entorpecerlas, i para ins truirlas como convendría en los necesarios límites de la obediencia, en las verdaderas facultades del gobierno i en la ostensión de los de rechos dtl pueblo; i tal vez ahora mismo está la mala fe prevalién dose del error para perseguir eon él a los hombres imprevisivos (pie lo crearon: han predicado como dogma que el gobierno puede rom per la constitución, i matar a quien quiera, sin que sea licito estor barlo; i ellos mismos irán a ser víctimas de esta diabólica máxima, que