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en el piano y Ferdinand Hiller, amigo del compositor, al frente de la orquesta. Este concierto, considerado como una de las obras mäs impor tantes de Schumann, fue publicado en 1846 con una dedicatoria a Hiller. Pocas semanas despues, Clara tocö la obra en Leipzig con la Orquesta de la Gewandhaus dirigida por Mendelssohn, y al igual que en el estreno, el concierto fue recibido con frialdad. Fue muy poco a poco que esta pieza adquirio la merecida popularidad de la que hoy goza, como uno de los conciertos para piano mäs evocativos del espi- ritu romäntico. Sin embargo, anos mäs tarde, el Concierto para piano puso a Schumann en el centro de uno de los conflictos mäs violentos de su vida. El 17 de mayo de 1856 apareciö en un periödico de Lon- dres una critica firmada por H.F. Chorley, que decia asi: La principal novedad de la noche fue la ejecucion de Madame Schumann del Concierto en la menor del Dr. Schumann, que fue recibida con una calidez bien merecida por la interpretaciön de la dama. Como no po- demos imaginär que este concierto sea adoptado por ningün pianista de Londres, nos abstendremos de hablar mäs de esta composicion. Una vez mäs, Schumann era considerado simplemente como “el marido de Clara Wieck”, y no como un personaje musical por derecho propio. Dos meses despues de la apariciön de esta critica, Robert Schumann muriö, loco, en un asilo privado de la ciudad de Endenich, cerca de Bonn. Sinfonia nüm. 4 en re menor, Op. 120 Cuando uno se da a la tarea de escribir sobre müsica, no puede me- nos que pensar en la deuda contraida automäticamente con todos aquellos que, en tiempos pasados, lo han hecho por un motivo u otro. Salvo raras excepciones, todo lo que sobre müsica escribimos nace de lo escrito por las plumas de otros, en un lenguaje u otro, en notas o en palabras: compositores, instrumentistas, directores de orquesta, criticos musicales, ensayistas, musicologos, educadores, historiado- res, melömanos ilustrados, y tantos otros que con sus letras nos han abierto las puertas del mundo de la müsica. Sin embargo, al aceptar esa deuda, a veces olvidamos dar las gracias a un grupo de personas que, sin duda, han contribuido enormemente a nuestro conocimiento de la müsica de todos los tiempos: me refiero a todos aquellos que en una epoca u otra se han dado a la tarea de escribir un diario. Ese extrano impulso de terminar cada jornada consignando al papel lo mäs interesante del dia es sin duda una de las mäs ricas e interesan- tes fuentes de informaciön en torno a cualquier actividad humana,