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Robert Schumann (1810-1856) Obertura Manfredo, Op. 115 George Gordon Noel Byron (1788-1824), mejor conocido como Lord Byron, fue uno de los mejores poetas ingleses de todos los tiempos, y un admirado satirista de su epoca. Byron fue un pintoresco per- sonaje cuya vida y obra capturaron la imaginaciön de toda Europa en los albores del siglo XIX. Al paso del tiempo, Lord Byron se con- virtiö en el slmbolo de la mäs profunda melancolia romäntica y, al mismo tiempo, en el vocero de las aspiraciones politicas liberales de su tiempo. Como personaje tipico del romanticismo, Byron hizo algo mäs que sufrir, suspirar y escribir: tambien viajo mucho, como via- jaron tantos otros personajes romänticos de las letras y las artes. Como era costumbre en aquellos tiempos, algunos de los viajes de Byron fueron realizados en compania de sus fieles amigos, almas gemelas que compartian su pasiön por los paises y los paisajes de tierras remotas. Uno de estos fieles colegas de Byron fue John Cam Hobhouse, de quien se hizo amigo en 1807 durante su estancia en el Trinity College de Cambridge. Por cierto, fue Hobhouse quien iniciö en Byron el gusto por la politica de corte liberal. El caso es que el 2 de julio de 1809 Byron y Hobhouse emprendieron un viaje bastante interesante, que habria de dar muy buenos frutos, sobre todo para el poeta. El itinerario bäsico del viaje suena realmente atractivo: lle- garon por mar a Lisboa, y de ahi se adentraron en el continente para visitar Sevilla, Cadiz, Gibraltar, Malta, varios puntos de Grecia, Al- bania, Esmirna, Constantinopla y un buen nümero de localidades intermedias y anexas. Es evidente que un itinerario de este tipo no podia sino abrirle el apetito al poeta, de modo que anos mäs tarde viajo de nuevo en compania de Hobhouse. En los primeros meses de 1817 Byron y Hobhouse hicieron un recorrido por la region circun- dante a la ciudad de Berna, y fue en esos paisajes que Lord Byron hallo la inspiraciön para su drama poetico Manfredo, publicado el 16 de julio de ese mismo ano. Esta obra de Byron guarda muchos pun tos de contacto con el mito de Fausto, y es antes que nada un fiel reflejo de los sentimientos de culpa con los que Byron cargo durante toda su vida. Ademäs, es posible hallar en Manfredo las frustraciones tipicas del espiritu romäntico, expresadas por el autor en esta fräse: “El hombre es mitad polvo, mitad deidad, igualmente incapaz de hundirse que de volar.” Fue la lectura del Manfredo la que inspirö a Robert Schumann la A