Agata en el tercer acto de la öpera y observamos la terrible exigencia tecnica que el mismo tema supone para el canto, tendemos a explicar este hecho comentando que es un tema instrumental que se ha llevado a la voz.... Esta obertura es justamente celebre porque no solo es un fragmento orquestal que cumple a la perfecciön su funciön de introducirnos en el clima sonoro y expresivo de la öpera, sino que es ademäs una pieza sinfönica rigurosamente planteada desde el punto de vista formal y, por lo tanto, de indiscutible valor autönomo. Tannhäuser fue trabajada entre 1843 y 1844, y estrenada en la Öpera de Dresde el 19 de octubre de 1845. El Wagner mäs trascendente, mäs elevado en cuanto a inspiraciön y mäs innovador en cuanto a lo tecnico estaba aün por llegar, pero esta obra de primera madurez es un signo esplendoroso del talento que anidaba en aquel joven compositor recien entrado en la treintena. La Obertura de esta öpera es una obra maestra de singulär fuerza comunicativa. Su construcciön sinfönica se cimenta en el juego dialectico entre dos temas de significaciön enfrentada: la pureza, representada por el canto de los peregrinos, y la sensualidad que emana de la müsica del Venusberg (Monte de Venus). El propio Wagner describia asi su genial obertura: «Comienza la orquesta con el canto de los peregrinos que se acerca y crece con poderosa efusiön para alejarse luego. Con su ultima resonancia llega el crepüsculo. En las sombras de la noche aparecen mägicas visiones. Se oyen gritos voluptuosos de jübilo y se ven los movimientos excitantes de una danza lasciva. Son las seducciones del Venusberg. Tannhäuser, el cantor del amor, entona su alegre himno como queriendo dominar el acento sensual...» En 1849, cuando el generoso Franz Liszt multiplicö esfuerzos por dirigir triunfalmente en Weimar la öpera Tannhäuser de su admirado Wagner, acababa de dar fin a una extrana composiciön sinfönico-coral titulada Los cuatro elementos y que solo se interpretaria un par de veces. Pero