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mäs resonantes fiascos de la historia sin- fönica vienesa. Aün gran parte de los inter- pretes terminaron abandonando la sala antes del final. Bruckner no se rendiria y, contando con el apoyo de algunos jövenes colegas como Gustav Mahler, que supieron apreciar, asi como Wagner, el gran valor que tenia esta Sinfonia en Re menor, prosiguiö traba- jando en la obra y realizando modificacio- nes y revisiones a la misma hasta dar a conocer una tercera y ultima versiön en el aho 1889. Obra monumental, se trata de la primera de las creaciones sinfönicas de Bruckner que reviste un sello personal y que marca el inicio de un camino estilistico propio en el ämbito sinfönico. Algunas de las cuestiones por las cuales se lo criticö negativamente en tiempos del estreno, son ahora estima- das rübricas de su labor: lo dilatado y abar- cativo de su discurso, su tratamiento de la orquestaciön en grandes bloques (rasgo derivado de su conocimiento y experiencia con los registros del örgano) y sus nove- dosos procedimientos armbnicos. Y si bien utilizö citas de Lohengrin, Tannhäuser y Die Walküre, luego de haben quitado las refe- rencias a Tristan e Isolda que habia colocado en la primera Version, esta sinfonia sigue primordialmente los modelos estructurales y estilisticos de las creaciones orquestales de Beethoven y Schubert. Desde sus dias de estudiante en el gran monasterio de San Florian, sitio donde llegö a desempenarse como docente y organista, se impregnö de la mäs pura tradicion musical austriaca, particularmente en lo que hace a la müsica de Haydn, Mozart y compositores anterio res al clasicismo. Al mismo tiempo fue alli donde se inicio su admiraciön por las crea ciones de Schubert, a la que mäs tarde se aiiadio la pasiön por un profundo anälisis de las sonatas para piano y sinfonias de Ludwig van Beethoven. Al mismo tiempo, al final de la exposicibn de los tres temas que protagonizan el dilatado primer movi- miento de la obra, Gemäßigt, mehr bewegt, misterioso (Moderado, mäs animado, miste- rioso), Bruckner introdujo la cita de la Misa en Re menor que escribiera en 1864 mien- tras ocupaba el puesto de organista de la Catedral de Linz. Incansable estudioso de la teoria y präctica de la armonia y el contrapunto, llegö a ser un destacado pedagogo de estas discipli- nas en el Conservatorio y la Universidad de Viena. Su maestria en la escritura con- trapuntistica se hace evidente en las tec- nicas que introduce en el desarrollo y la reexposicibn de este primer movimiento, culminando el mismo con un portentoso canon para trompetas y trombones. Si bien invita a la contemplacibn, el Adagio preserva la monumentalidad del primer movimiento pero ahondando en una escri tura que se asemeja aün mäs que antes al tratamiento por planos y a las conjuncio- nes timbricas caracteristicas del örgano. Al mismo tiempo, su escritura para las cuerdas parece tender el puente entre las orquestaciones de Wagner (a quien cita hacia el final de este movimiento en las dos primeras versiones de la obra) y las que Mahler plasmarä a futuro en sus primeras creaciones sinfönicas. Un veloz crescendo orquestal anuncia el ini cio del Scherzo, una pägina tan ligera como vigorosa, que se traslada de las sutilezas del vals al paroxismo, teniendo como centro un sector de tn'o protagonizado por una pinto- resca danza que parece rendir tributo a los antiguos Ländler. Segün August Göllerich, su primer biögrafo, Bruckner le manifestö durante un paseo por los suburbios viene- ses al escuchar müsica proveniente de una taberna junto al sitio donde tenia lugar el velatorio de un afamado arquitecto: “jAqui estän danzando, mientras alliyace el maestro en su ataüd. Asies la vida. Esto es lo que quise mostrar en mi Tercera Sinfonia. La polka sim- boliza las alegrias de la vida, y el coral sus dolores y penas". Asi es el final, un contraste entre la severidad y la fluidez, entre solem- nes corales y ritmicos gestos de polkas: las diversas facetas de la vida plasmadas en una obra sinfönica. Claudia Guzmän