la Pastoral. Ya hemos dicho en que ocasion se estrenaron juntas y como se invirtio entonces el nürriero de orden. La Quinta Sinfonia es para muchos la obra maestra de Beetho ven que, consciente de su valor, la dedicö simultäneamente a sus dos mäs grandes valedores: el Principe Lobkowitzy el Conde Razumowsky. La orqüesta usa madera ä. dos aunque lasflautas llevan flautin y losfagotes contrafagot, dos trompas, dos trom- petas, tres trombones, timbales y cuerda. La obra se inicia con un Allegro con brio en do menor y compäs binario que se abre con el tenya mäs famoso de la historia musical: tres veces la nota sol en corcheas y un mi bemol en blanca enun- ciados por los clarinetes y la cuerda. Es elfamoso tema del destino y el propio Beethoven declaro "Asi llama el Destino a la puertd”. ' Pero lo mäs asombroso, es-que tan aparentemente parco material es el germen no ya de todo el movimiento, que por supuesto lo es, sino de toda la obra puesto que aparecerä transformado en el resto. Beethoven demuestra como un tema no es necesariamente una melodia y la sinfonia no tiene ninguna que sea un tema sino solo esta celula ritmica asociada-a un increible desarrollo armonico._ Hay, desde luego, un segundo tema, mäs melödico que enunciarän los violines pero la forma sonata no surge tanto de la oposiciön y colaboracion de ambos como de la omnipresencia de la celula del destino impregnando toda la mole del movimiento. El ritmo es aqui determinante de todo. Y no lo serä como excepcion puesto que Beethoven lo vuelve a intentar, de otra manera, en su Septima Sinfonia llamada con toda justicia por Wagner “Apoteosis de la I CONC1ERTO BEN&FICO 16\ “PROYECTO ALZHEIMER"