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WEBER DER FREISCHÜTZ, obertura Aunque Carl Maria von Weber com- puso mäs de trescientas partituras du- rante sus 39 anos de vida -numerosas canciones y obras corales, sinfonias, conciertos, piezas para piano, müsica de cämara- ei puesto que ocupa en la His- toria de la Müsica se Io debe a la extraor- dinaria importancia de su obra escenica en la que destacan las öperas Euryant- he, Oberon y sobre todo, la genial Der Freischütz. Estrenada el 18 de junio de 1821 en la Schauspielhaus de Berlin con exito triun- fal, Der Freischütz constituye uno de los pilares fundamentales de la öpera nacio- nal germana. El libreto, escrito por Frie drich Kind, estä basado en una de las historias del Gespensterbuch (Libro de los fantasmas) de Friedrich Laun y Jo hann August Apel publicado en 1810. Sobre esta misma fuente literaria —inspi- rada a su vez, en una leyenda popular- se habia estrenado en 1812 otro Der Freischütz, opera de Carl Neuner que tambien habia alcanzado un triunfo reso- nante y que, sin duda, conociö Weber. Der Freischütz es continuadora del Singspiel mozartiano y predecesora de los dramas wagnerianos. Del primero, por su utilizaciön de palabra y canto y de los segundos por el uso, todavia en em- briön pero efectivo, del leitmotiv, la im portancia de la naturaleza y el tema de la salvaciön por el amor. El argumento cuenta la historia del joven cazador Max quien, para ganar el concurso de tiro que debe celebrarse ante el principe de Bo- hemia y conseguir la mano de la hermo- sa Agathe, decide hacer un pacto con el diablo que aparece bajo el nombre de Samiel. En una sobrecogedora escena en el desfiladero del lobo, Max consigue una bala que nunca yerra el blanco. AI fi nal, por la intercesiön de la espiritual y enamorada Agathe, el cazador se arre- piente de su pacto diabölico y todo termi- na en general regocijo con la boda de los amantes. Si, entre nosotros, Der Freischütz ha sido una öpera injustamente olvidada -el pasado curso se ofreciö por vez pri- mera en Madrid desde hacia 120 anos- su obertura es pieza frecuente -o relati- vamente frecuente- en nuestras salas de conciertos. Estä formada, excepto en sus compases introductorios, por temas que luego aparecen en la öpera. Se ini- cia con una breve secciön Adagio en la que destaca la intervenciön de las cuatro trompas con su especial sonido evoca- dor de la caza. Luego, de manera miste- riosa, escuchamos el tema de Samiel con sus lineas sinuosas y siniestras en las que la especial intervenciön de los clarinetes en el registro grave y las cuer- das con tremolo inician una originalisima secuencia que va desde el pianissimo inicial al fortissimo en el que desemboca toda la orquesta. Durante el desarrollo escuchamos müsica procedente del aria de Max en el Acto I y de Agathe en el II y, de nuevo, el tema de Samiel en el desfi ladero del lobo. La obertura finaliza, de manera soberbia, con una brillante coda tomada de la gran aria de Agathe y que sirve tambien para el feliz termino de es ta bellisima öpera romäntica. □ BEETHOVEN CONCIERTO U°-1, PARA PIANO Y ORQUESTA, EN DO MAYOR, Op. 15 Cuando Beethoven compuso entre 1794 y 1795 su Concierto para piano y or questa en do mayor que hoy conocemos como el n e 1 de los suyos habia escrito, en realidad, varias partituras para esta com- binaciön orquestal. A los 14 anos llegö a