Ludwig van Beethoven. Sinfonia “Pastoral” Aunque la Historia ha reconocido la gran leccion de Beethoven, sin embargo, a pe- sar de todo existe la sensacion de que nunca se ha insistido de modo suficiente en la gran aportaciön realizada por este hombre a la dignificacion del papel del artista. Esa reivindicacion, fundamental para comprender su transcurrir creativo, conseguido des- pues de duros sacrificios, convierte a sus predecesores en autenticos artesanos con mäs o menos proyeccion futura. Lögicamente ello se configura en su müsica y, especial- mente, en sus sinfom'as. Para Beethoven, lo mismo que para Mahler, cada una de ellas es un mundo diferente, no solo sonoro, sino tambien dramätico, entendiendo como tal el desarrollo de una determinada accion que se materializa en el transcurso aris -te- sis— smtesis, configurados con coherencia. En cierta medida lo que Beethoven plan- tea, como dificilmente consiguieron hacer los compositores anteriores o ulteriores, fue planificar el sentido del drama, el conflicto y su resolucion. Entendiendo esto, habria que plantearse que hay deträs de la Pastoral, una sinfonia que contrasta, de un modo abrupto, con la Quinta, contemporänea a esta, pero de äm- bito sonoro muy diferente. Es probable que estemos, mäs que nada, en una inmersiön sonora en un estado pastoril. Es sabido lo mucho que Beethoven amaba el campo y la naturaleza. En muchos documentos aparece transmitido su amor por el ärbol en per- juicio del hombre. Por eso la müsica de la Sexta nos transmite algün tipo de felicidad, ya que sin duda hay que caracterizarla como intensamente alegre. Su autor senalaba que “no es un cuadro; se expresan en ella, con matices particulares, las impresiones del hom bre que disfruta en el campo”. Pero, a pesar de tentativas mäs o menos välidas, sigue siendo dificil encontrar un proyecto programätico. Es equivocado ver en el plantea- miento de un diseno literario, ajeno a la müsica pura, cualquier tipo de aspiracion a la descripcion, cuando en realidad pensaba exclusivamente con referencia al tono y a la ar- quitectura musicales. No se puede olvidar que Beethoven menospreciaba la müsica de programa, como tantas veces nos transmitio. Al componer la Pastoralmedito mucho so-