-18 de las Sultanas, y más tarde de Doña Maria de Padilla. Entrase en ellos por el jardín, y están hoy bajo el patio que lleva el nom bre de esta dama, levantado en tiempo de Cárlos Y. En lo antiguo se hallaban rodea dos de naranjos y limoneros que bebían sus aguas, y cubierta únicamente su parte supe rior. Consisten los baños en una larga al- berca, que tendría en aquella época agua siempre corriente para abastécela. Cuéntase que, mientras se bañaba la her mosa favorita le hacían tertulia el (ley y sus cortesanos, lo cual deja de ser tan escanda loso como á primera vista pudiera aparecer si se considera que hoy mismo es costum bre en algunas partes recibir en el baño, y aun en ciertos parajes bañarse muchas per sonas de ambos sexos reunidas como se ve rifica en los de Biarritz, en Francia, y en los de Bath en la pulcra Albion. La galan tería de aquellos tiempos habia introducido la costumbre de que, los caballeros bebie ran del agua misma en que se bañaban las damas. Asi lo verificaba en el baño de Do ña Maria el ltey D. Pedro y sus cortesanos. Notó un dia el Rey, que uno de estos no lo hacia, y dirigiéndose á él le dijo: ¿Por qué no bebes? Prueba esta agua y verás cuan buena y fresca es. - No haré tal Señor con-