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16 la ferocidad, se sepultaron con ellas los conocimientos filo- lójicos mas importantes, pudiéndose salvar algunas noticias conservadas cuidadosamente por algunos varones apostóli cos de ilustración superior a su época. 1Í. Juan I de Portugal dispusoen 1411, que varios bu ques reconociesen la costa occidental de Africa: esta espe- dicion dobló el cabo de Non, conocido como último término navegable, i se adelantaron hasta el cabo Bojador, el cual temieron doblar. La corte de Lisboa manifestó mucho interes por descubrimientos marítimos, i la protección decidida que franquearon a estas empresas, tanto D. Enrique, duque de Viseo, como uno de los hijos del rei D. Juan, despertó en Europa el ardor de recorrer los mares. En varias de esas espediciones portuguesas iba Cristóval Colon, cuyo destino" debía ser un dia inmortal. 12. Colon, uno de esos jenios portentosos que marcan en la tierra épocas memorables, era, según la común opinión, jenovés por su patria, i habia abrazado desde sus tiernos años la profesión de marino, emprendiendo un viaje al Polo ártico, i luego a las Canarias, a las Azores i a la costa de Guinea. Las frecuentes espédiciones, los conocimientos profundos que habia adquirido, i sobre todo el sello del jenio, despertó en su mente la idea de un nuevo mundo, que él de bía descubrir. Entusiasmado con este pensamiento, ocurrió al Senado de Jénóva, presentando su proyecto, i pidiendo ausilios para verificarlo; pero no fué aceptado. Tampoco el gabinete de Lisboa le dió acojida, persuadido erradamente que el paso de la India debia hallarse ácia el oriente, i sin embargo procuró reservadamente, por su cuenta, hacer una tentativa, prevalido de las indicaciones de Colon; mas sa lióle infructuosa. Colon envió a su hermano D. Bartolomé a Inglaterra, para que sometiese su nuevo plan a Enrique VII, i él mismo se dírijió en 1488 a los reyes católicos, Fer nando V e Isabel, para hacerles las mismas ofertas. D. Bar tolomé fué aprehendido por unos piratas, i detenido poco tiempo; mas este intervalo bastó para que Colon asegurase el asentimiento de la corte española. Cuando Enrique de Inglaterra prestó su aquiescencia al proyecto, ya todo esta ba arreglado con los monarcas de Castilla. 13. Bajo la decidida protección del Cardenal D. Pedro González de Mendoza, de D. Alonso Quintanilla, i de Fer nando de Talayera, prior de Prado, hombres de influencia