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106 dicion botánica, a cuya frente se encontraba el Dr. José Celestino Mutis, sacerdote sabio i modesto, que había dado a conocer la naturaleza de América, asentándolas bases del templo de su gloria con la redacción que habia principiado de su célebre obra, la Flora de Bogotá. El arzobispo-virrei escitó a la corte parala formación de una comisión minera- lójica, que reconociese las minas de plata de Santana, i die se principio a esos trabajos, lo que así se verificó. La colo nización del Darien, emprendida por Caballero, demandó grandes gastos, i no produjo resultados positivos, destruyén dose a poco tiempo lo que con tantos sufrimientos se habia hecho. Caballero se manifestó jeneroso i filantrópico en las desgracias públicas que ocurrieron, i anhelando volver a su patria dimitió sus encargos, entregando el mando el 8 de enero de 1789, al jefe de escuadra don Francisco Jil i Lé- mus. Este majistrado en lo jeneral se manifestó ignorante en los principios de la ciencia económica, aunque por otra parte hizo ver su celo en las economías i en la recaudación i distribución de los dineros públicos. El Sr. Jil fué promo vido al virreinato del Perú, i dejó el mando en 31 de julio del mismo año, al Mariscal de campo don José Ezpeleta. 5. Bajo la administración de Ezpeleta se publicó por la prensa el primer periódico en el virreinato, redactado por don Manuel Socorro Rodríguez, Director nombrado de la Biblioteca pública, i cuyo título era: “ Periódico de Santa- fé de Bogotá.” Ezpeleta se consagró con celo i asiduidad al desempeño de sus laboriosos deberes, ya en el ramo de mi siones, de instrucción pública, de mejoras materiales, fomen tando por una parte el establecimiento de teatro, creando escuelas primarias, embelleciendo la capital, protejiendo la casa de espósitos, i regularizando los trabajos en el hospital. 6. Ocurrió por entonces un suceso que alarmó a las au toridades españolas, i que fué, por decirlo así, la semilla que se sembró de la rejeneracion política, que debía brotar años después. D. Antonio Nariño, hombre ilustrado, i que habia cultivado su espíritu en el recinto de su gabinete, tradujo i dió a la prensa, de la obra francesa “Historia de la asamblea constituyente,” una parte de ella, que trataba de los “Dere chos del Hombre.” Circuló por algún tiempo de una mane ra sijilosa; pero denunciada por un español al Virrei, se hi cieron las mas esquisitas dilijencias,i se descubrió que su tra ductor i editor lo habia sido Nariño. Coincidió esto con la