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- 34 - tan excesiva, como se ponderaba, la fecundidad de las minas americanas, fueron abandonando sus arrojadas especulaciones i dedicándose paulatinamen te a las empresas de agricultura i comercio. Pero este nuevo jiro de sus aspiraciones no dió de sí cuanto podia, atendidas las ventajas qe brinda el suelo americano, porqe no tenían gusto ni intelijencia para esplotar este nuevo venero de riqeza, i su gobierno, por otra parte, con su absurdo sistema industrial, estancaba en su oríjen todos los bienes qe podían prometerse. Al establecer la España sus colonias en América, trasplantó a ellas todos los vicios de su absurdo siste ma de gobierno, vicios qe se multiplicaron infinita mente por causas qe tenían su oríjen en el sistema mismo. Las colonias chilenas fueron divididas en provin cias, qe, gobernadas por un jefe subalterno, tenianun cabildo de rejidores perpetuos i de alcaldes, los cuales administraban justicia i eran elej idos por aqellos entre la primera nobleza. Estaban estos cuerpos sujetos a un presidente, gobernador i capitán jeneral del reino, nombrado por la corte de España i dependiente de ella, excepto en los casos de guerra, en qe reconocía la preeminencia delVirrei del Perú asta cierto punto. Aqel alto funcionario de Chile, como representante de su majestad católica, era el supremo administrador de las colonias; como capitán jeneral, era el jefe del ejér-