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. . , [ 3í ] tada respecto de Sarria i Lrnzo [dejando al cuidado de Flores probar la respecto de Morillo, si puede, pues este testigo corre de su cuen ta i no de la mia], i de esa misma coartada resultará colectivamen te la oposición de testigos. Sarria habiendo llegado al Salto en su comisión de Fasto para Popayan el dia tres, víspera d 1 asesinato, según Moran no se sepa ró de la casa, ni de dia, ni de noche, como tampoco se separó Bra zo [pajina 66 lineas 36 a 38]; i al dar la razón de sus dichos, espo- ne el testigo que le consta porque como a las diez de la noche se acostaron todos cerrando las puertas, conversando Sarria, Erazo i su mu jer hasta las tres de la mañana (lineas 39 a 43): que nadie salió de la casa, por que él i sus otros compañeros estaban acostados tocando con la única puerta que habia para entrar en ella, para salir por la cual habría sido preciso pisarlos i hacerlos levantar [lineas 46 a 50]; i que al siguiente dia cuatro, marchó Sarria para Popayan a su co misión con el auxilio de bestias que le dió Brazo. En esta constante permanencia de Sarria i Brazo en el Salto el dia tres hasta que se cerró la puerta, entrando todos a acostarse, i aun hasta que principiaron a conversar, i en lo de la situación de los compañeros junto a la puerta, conviene la deposición del testigo Ho rnero (pajina 68, lineas 28 a 32 i 37 a 38); i aunque no responde él de si estando ellos durmiendo pudieran salir Sarria i Erazo sin ser senti dos, afirma que en toda la noche no oyó, ni oyeron sus compañeros, el necesario ruido que debia hacerse pisando i pasando por encima de cuatro hombres acostados en el suelo i por añadidura enfermos (pa jina 67 lineas 53, pajina 68 lineas 40 a 41); lo que adquiere nueva fuerza con la terminante afirmación [pajina 68 linea 441 de que cuan do se levantaron de la cama el cuatro, lo hicieron todos sin faltar nin guno. Conviene también esta declaración en la permanencia de Era zo i Sarria en el Salto hasta el 4 en que Sarria marchó para Popa yan en su comisión después de almorzar [lineas 45 i 47.] Si, pues Sarria i Erazo pasaron aquella noche en el Salto, conversando i dur miendo delante de tantos testigos, a puerta cerrada hasta que ama neció el dia siguiente ¿qué Sarria i qué Erazo eran los que a esas mismas horas estaban en la montaña de la Venta disponiendo i eje cutando el asesinato? Todavía podrían agregarse otros testigos contestes en la perma nencia constante de Sarria i Erazo en el Salto desde el tres hasta el cuatro de mayo; pero ¡que mucho! con las mismas declaraciones de los testigos seducidos Erazo, su muger i otros, que son pruebas contraproducentem, podría probarse esta permanencia [tantas son sus contradicciones], mas yo he querido preferir a los idóneos.