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C 29 3 entiende que son él, Sarria i Erazo; pero en la 113, linea 39 da por retirados solamente a los dos primeros, i supone a Erazo dentro de la montaña con los asesinos, sin considerar que antes habia afirmado que Erazo era también de los retirados para el Salto en dispersión. En la pájina 42, lineas 5 i 6 dice que su llegada al Salto des pués de la dispersión que figura hicieron en la entrada de la montaña, fué como a las nueve o diez del dia cuatro, olvidando que en otro lu gar (pájina 13 linea 29) habia dicho que en aquella misma noche que fué la del tres. En la pájina 113 lineas 41 a 42, dice, que después de la supuesta dispersión de la montaña para el Salto o casa de Erazo, llegó a este punto i no volvió a ver mas a. Sarria en aquel dia; i en la 13 linea 31, habia dicho ya que con la noticia de haber sido ejecutado el asesina to, marchó Sarria inmediatamente del Salto para Popayan, i que él tam bién siguió poco después el mismo camino, de lo que se deduce que ese mismo Sarria a quien no habia vuelto a ver mas, estuvo sinembargo con él en el Salto hasta que llegó la noticia. En su primera declaración, cuando todavía no estaba él suficien temente ensayado en toda la teoría de la calumnia, aparece [pájina 13 linea 17] que los asesinos destinados a la operación eran tres armados con fusiles; mas reparando después sus directores que este pequeño nú mero tenia el inconveniente de que los tiros que se oyeron por los de la comitiva de Sucre, fueron cuatro por lo ménos (pájina 59 lineas 27 a 28, pájina 60 linea 15), quisieron remediar el defecto, aunque a costa de tener que contradecirse, haciéndole decir i suponiendo (pájina 113 linea 39), que Erazo se quedó en la montaña con los supuestos ase- sesinos, i que en este ínter se retiraron él i Sarria. Así fué como com pletó él o le hicieron completar el número de cuatro tiradores que era forzoso suponer, pero completándolo con ese mismo Erazo que en la pájina 13 linea 28, menciona entre los tres que se retiraron de la monta- .ña ántes del asesinato. En el solo acto del careo con Obando ¡en cuántas contradiccio nes no cayó! He aquí una de ellas. Habiendo afirmado (pájina 107 linea 26) que la supuesta orden para el asesinato, le fué entrega da abierta (circunstancia por otra parte de mui substancial averigua ción), provocó él mismo a que se reconociese en prueba de ello: se reco noció en el acto, i resultó cerrada con lacre, como lo certifica (pájina 108 linea 2) su mismo verdugo i Juez fiscal Masutier con el Secretario de la causa. En su primera declaración, para mantenerle en el engaño de que el alegato de ignorancia i obediencia debia salvarle, le hicieron decir [pájina 12 linea 52] que Obando le habia obligado a volver ;al servicio; mas cuando llegó la hora de que Obando le tomase cuen cas de esta mentira en su careo, exijiéndole que espresase en qúé