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[ 16 ] sentó afortunadamente en Bogotá, i el Jeneral López, como interesa do, hizo que reconociese 'judicialmente su revelación, que fué ratifica da bajo juramento, según aparace en la pajina 72. § 10—Cargos reproducidos. La cuestión Sucre habia dormido algunos años, si no era que !os estranjeros O’leary i otros desterrados en Jamaica, formaban al guna caricatura atribuyendo a Obando el asesinato, en odio a sus ser vicios a la causa de la libertad contra los dos usurpadores del poder, Bolívar i Urdaneta. El de 1836 era año de elecciones para Presi dente de la república, i a pesar de tantos documentos nunca contra dichos por Flores, los enemigos de la libertad i los personales de O- bando, que era candidato en competencia con el doctor José Ignacio Márquez, sacudieron, por supuesto, el polvo a la cuestión Sucre, i re produjeron por la prensa contra Oband • lo mismo que tantas vezes habia sido triunfantemente contestado: pasaron las elecciones, i con ellas la necesidad de hablar mas de esto por entonces. § 11—Planes Márquez durante su administración, habia tenido buen cuidado de ir trayendo a su círculo i a su servicio a los mas irreconciliables enemigos de su competidor, i habia elejido como entre peras, poco a poco, los mejores instrumentos de persecución, sacándolos, por supuesto, principalmente de entre los muchos militares a quienes Obando habia borrado de su lista por sus traiciones i en virtud de un decreto lejis- lativo que así lo habia dispuesto. Se acercaba el año de las eleccio nes que era el de 1840: Obando habia vueto a ser mencionado como candidato, i no hai necesidad de decir mas para saber que los escri tores, i entre estos algunos de la familia de Mosquera, volvieron a la cuestión Sucre, no ya con simples papeluchos, sino trabajando so bre un plan vasto que redimiese de una vez la hipoteca para no te ner que estar pagando este censo cada cuatro años, i que los dejase libres para siempre del hombre estorboso, supuesto que para ello se contaba con la actual posesión del poder i de las fórmulas, i con el bra zo de la administración; i todo esto en una ocasión tan cómoda i pro vocativa como la de la insurrección de Pasto, promovida por los frai les a causa de la supresión de sus conventos, i llevada por los perse guidores al estremo del rompimiento contra el gusto de los pastosos, en prueba de que el publicista Sala no se equivocó cuando dijo que “« un Ministro le era demasiado fácil producir las circunstancias que convinieran a sus miras.”