Volltext Seite (XML)
§ 5—Fundamentos de los juicios sobre los dos. Los de la tercera secta, o que imajinaban que el asesinato se había hecho de acuerdo entre Obando i Flores, no atreviéndose a ad mitir delito sin interes, hallaban el de Obando en las circunstancias políticas de Colombia que se hallaba en una actual e inevitable diso lución, existente de hecho en Venezuela, principiada a sentirse en los departamentos del sur, i favorablemente acojida por la opinión públi ca en la N. G. Es decir que lo hallaban precisamente en donde mé- nos debian hallarlo, siendo Sucre venezolano, i Obando granadino, sien do el primero vecino de Quito, i Obando completamente estranjero en cualquier parte que no fuese la N G. El interes del delito en Flores está tan a la vista i tan claro, que no es menester tener la penetrante para divisarlo: el de Obando sí confieso que soi tan cor to de vista, que después de limpiármela mucho, no lo alcanzo a ver. Alegaban también como un comprobante las tres cartas de que he hablado, i cuyo contenido queda sobradamente esplicado en el § an terior: las cartas, siempre las cartas, i nada mas que las cartas. 1 si Obando i Flores hubieran procedido de acuerdo, ¿habrían hecho tantos esfuerzos para acriminarse recíprocamente desde el momento mismo del asesinato, cada uno atribuyéndoselo al otro, como lo hicieron en co municaciones oficiales en que se manifestaba el mayor encarnizamiento de uno contra otro, i como lo hicieron en las dilijencias judiciales que cada uno hizo practicar en su respectivo territorio, constantes desde la p,ajina 57 hasta la 70 por una parte, i por otra desde la 116 has ta la 120? no habrian previsto que era preciso decir algo después del asesinato, i convenido en adjudicárselo a amo de tantos malhechores in capturables como ese mismo Noguera, sobre quien con mucha razón comenzaron a recaer las sospechas, antes que se descubriese el fin po lítico del asesinato por la circunstancia, tan fácil de evitarse, de no aparecer robado el Jeneral? no habrian ordenado que se le robase todo, advertencias de Bogotá, cuyos nombres se indican con las iniciales de Ayal- deburo i del Comandante Guevara, para no comprometerlos con el Je neral Sucre, como era mui justo; pero el mismo que toma esta precau ción en favor de un tercero, pone sin misterio alguno el nombre de Su cre, i estampa su firma sin embarazo. ¿Habría hecho todo esto si hubiera tenido intención de asesinar a Sucre? Nótese, ademas, que entre las sus- tanciales cosas omitidas por Flores en la publicación de las tres cartas, una de ellas es la de los dias de sus fechas, pues solo les pone los meses i el lugar: algún inconveniente tendría la publicación de la respectiva fecha pa ra darlas el sentido que les han querido dar: algunos argumentos suminis trarían las fechas en favor de Guando, cuando el malicioso Flores las hizo omitir; pero pues nos privamos de ellos por su malicia, enrostrárnosle siquie ra su fraude i su mala fe.